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experiencia y dificultades

Apolo xi

El 4 de julio del 1969 (quedan 12 días) los tres astronautas que viajarían en el Apolo XI subieron a la nave para realizar el último ensayo del despegue. Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin (“Buzz” Aldrin) vistieron sus trajes espaciales y ensayaron las tareas que realizarían en el espacio.

El 10 de julio (quedan 6 días), en Cabo Kennedy se descubre un fallo en el sistema de la presión de Apolo XI. El problema se relacionaba con el sistema de presión del oxígeno líquido a base de helio. A parte de este contratiempo, el viaje hacia la Luna no presentó dificultad alguna.

La cuarentena: Los tres astronautas se encontraban en una cuarentena impuesta por los médicos del proyecto, que tenía el objetivo de evitar que se contaminaran con bacterias.

Durante los días previos al despegue permanecieron rodeados de fuertes corrientes de aire, medidas que evitaban la transmisión de cualquier tipo  de germen.

Examen físico: El viernes 11 (quedan 5 días), los astronautas del Apolo XI fueron sometidos al último gran examen físico antes de iniciar el vuelo.  Mientras tanto, el personal de lanzamiento comenzó a llenar la nave de mando y servicio (Columbia, en honor al descubridor de América) con helio y oxígeno, y a someter los tanques de combustibles del módulo de alunizaje “Eagle” (el águila es el símbolo de los EEUU) a una gran presión.

 

Ensayo de la “Operación descenso”: Descender de manera controlada el vehículo de alunizaje del Apolo XI no era tarea facil.

 

Armstrong y Aldrin ensayaron numerosas veces las fases más críticas de su vuelo dentro del módulo lunar. Michael Collins, que no descendería en la Luna, voló un avión a retropropulsión, (T-38) lo cual afinó enormemente su experiencia para el viaje.

 

El despegue: Los experimentados astronautas se levantaron de madrugada el 16 de julio y, tras ser sometidos a chequeos médicos de rigor, desayunaron y fueron asistidos para introducirse en los complejos trajes espaciales.

 

Una vez en la plataforma de lanzamiento (LC 39A), accedieron a la cápsula en la que pasarían los ocho días más decisivos de sus vidas.

El Viaje: Los relojes marcaban en España las 15:32 del miércoles 16 de julio de 1969. La cuenta atrás había finalizado y la gran hazaña del hombre no había hecho más que empezar.

El cohete Saturn V y sus tres tripulantes, dejaron la Tierra atrás acompañados de un ensordecedor sonido y de una gigantesca llamarada. Los cinco motores del vehículo espacial en conjunto alcanzaron una velocidad de 40.000 km/h, impulso necesario para vencer la fuerza de la gravedad.

A partir del Saturn V, se fue desechando las tres etapas del cohete, a la medida que cada una agotaba su combustible de oxígeno e hidrógeno líquidos. El lanzamiento del Saturn V no revistió ningún problema: todo se desarrollaba con tal precisión y normalidad, que la tripulación del Apolo XI tuvo el ánimo de bromear con los controladores de Houston.

Mientras tanto, en Cabo Kennedy, los más de un millon de automóviles que presenciaron el despegue en directo comenzaron a retirarse, y los medios de comunicación trabajaban frenéticamente para relatar lo sucedido.

La nave entró en órbita a una altura de 185 kilómetros sobre la superficie terrestre alcanzando una velocidad de unos 27.300 km/h.

El Apolo XI en su conjunto, permaneció volando en torno a la Tierra hasta las 18:16 hora local española, (CEST, UTC+02:00).  Veintiún horas después del lanzamiento, ya habían recorrido 170.000 km.

Un día después del lanzamiento, con una tripulación mucho más relajada, la misión cruzó el punto medio del viaje. Fue entonces cuando el motor principal del Apolo XI se encendió y se colocaron en una trayectoria mucho más precisa hacia la Luna.

El 19 de julio el Centro Espacial de Houston anunció que la misión Apolo entró en la fuerza gravitacional de la Luna, cobrando aún mayor velocidad. En este punto, se encontraban a unos 15.000 kilómetros del objetivo.

El alunizaje: El 20 de julio, ya en órbita lunar, Aldrin y Armstrong pasaron por la compuerta que comunicaba la cápsula del Columbia con la del "Eagle”, para iniciar las maniobras  de descenso.

 

Por el contrario, Michael Collins cerró la compuerta y permaneció pilotando el Columbia, con el fin de garantizar la total separación de las cápsulas.

El “Eagle” descendió a la Luna y se posó sobre su superficie el 20 de julio de 1969, en una zona llamada Mar de la Tranquilidad (Mare Tranquillitatis).

Tan pronto como el comandante Armstrong descendió por la escalerilla, tiró de una anilla que abrió una compuerta de la cual salió una cámara de televisión.

 

A partir de este momento, los dos astronautas estuvieron acompañados de unas 600 millones de personas que presenciaban con orgullo todos y cada uno de los detalles de aquel momento, ya considerado histórico.

Eran exactamente las 03:56 en nuestro país, cuando Armstrong descendió por la escalerilla con su traje espacial y puso el pie izquierdo sobre la Luna.

A pesar de que no fuese un paso tan pequeño para el hombre (el último peldaño de la escalerilla se encontraba a 1,20 metros sobre el suelo), no cabe dudas de que fue un gran paso para la humanidad, llegando a ser considerado como el principal logro humano de todo  el siglo XX.

Apolo XIII

En contraste con la exitosa primera experiencia del hombre en la Luna, la tercera misión del programa Apolo con intención de alunizar, fue un enorme fracaso marcado por distintas fallas en diferentes etapas del viaje.

Incidente durante el despegue: Durante la maniobra de despegue, el motor central de la segunda fase se apagó dos minutos antes de lo previsto.

 

Fue detenido automáticamente, al detectar el efecto pogo, que podría causar destrucciones catastróficas. El efecto pogo consiste en una vibración que agita el combustible en los tanques, haciendo que el flujo sea irregular y el motor no funcione de forma continuada.

 

El problema ya se había dado en el Apolo VI, estando a punto de provocar el aborto del vuelo. Con el fin de evitar errores de este calibre, se introdujeron modificaciones tras esta misión.

Para compensar este fallo del sistema, los cuatro motores restantes estuvieron encendidos durante más tiempo, lo que permitó que el despegue se desarrollara con total normalidad.

Incidente del tanque de oxígeno: A unos 322.000 km de la Tierra, el Control de Misión de Houston,  pidió a la tripulación que encendiera los ventiladores de los tanques de hidrógeno y oxígeno.

 

Aproximadamente 93 segundos después, los astronautas escucharon una gran explosión, acompañada de fluctuaciones en la energía eléctrica.

La tripulación pensó que un meteorito había chocado con la nave pero, lo que realmente había pasado, era que uno de los tanques de oxígeno (número 2) había explotado.

 

Un aislamiento de teflón (PTFE) dañado en los cables permitió la aparición de un cortocircuito. El fuego resultante incrementó la presión hasta que la cúpula del tanque se rompió, y el oxígeno se expandió rápidamente.

 

Una nueva explosión motivada por un aumento de presión, causó daños a la antena utilizada para comunicaciones, (se perdieron durante 1,8 segundos) pero el sistema se corrigió de forma automática.

La explosión causó una fuga en una válvula de paso, permitiendo que todo el contenido se escapara al espacio exterior durante más de dos horas. Consequentemente, el suministro de oxígeno del módulo de mando y servicio (Odissey) se vació por completo.

Dado que el hidrógeno y oxígeno se combinaban para generar electricidad y agua, el Odissey tan sólo disponía ahora de la energía de las baterías.

 

La tripulación apagó entonces el módulo de mando y servicio, y se vio forzada a usar el módulo lunar (Aquarius) como “bote salvavidas”. Esta medida fue sugerida durante una simulación de entrenamiento, pero no se había considerado como un posible suceso. Sin la disponibilidad del módulo lunar, el accidente habría sido fatal.

Supervivencia y viaje de vuelta: El daño en el módulo de mando y servicio hizo que el alunizaje fuese completamente descartado. El director de vuelo, G. Kranz, inmediatamente abortó la misión.

 

Los planes de aborto existentes (1966), fueron evaluados. El plan más rápido era una trayectoria de aborto directo (dar la vuelta y regresar a la Tierra).

 

A pesar de su gran celeridad, el plan no resultaba práctico ya que sólo era posible antes de que la nave entrara en la esfera gravitacional de la Luna, lo cual ya le había sucedido al Apolo XIII en el momento del accidente.

 

Kranz decidió entonces una trayectoria de regreso libre, (circunvalar la Luna, utilizando su gravedad para impulsar la nave hacia la Tierra) para lo cual tuviero que reestablecer la trayectoria del aparato.

 

Los astronautas, que ya se hallaban en el módulo lunar, debía ahorrar la energía que luego necesitarían para entrar de nuevo en la atmósfera terrestre.

El problema con este plan es que el módulo lunar estaba diseñado para acoger a dos personas durante 36 horas, y no a tres astronautas durante 96 horas. Se dieron cuenta de que el aire se estaba saturando peligrosamente de dióxido de carbono, lo cual ponía sus vidas en peligro.

 

Por ello, tenían que reemplazar los extractores circulares de  dióxido de carbono del módulo lunar por otros limpios, pero sólo disponían de extractores cuadrangulares en el módulo de mando y servicio.

 

En tiempo récord y desde Houston, los ingenieros de la unidad de sistemas crearon un adaptador improvisado utilizando todo tipo de componentes que los astronautas tenían disponibles (desde la tapa de un manual de vuelo hasta calcetines).

 

El objetivo era unir los extractores cuadrangulares (en el Odissey) con los circulares (en el Aquarius), transportando el aire a través de una manguera improvisada. A este invento se le llamó "buzón" ("mailbox").

Finalmente, la tripulación desechó el Aquarius, para comenzar su entrada en la atmósfera en el Odissey.

 

Una entrada normal está acompañada por un período conocido como velo negro (cuatro minutos sin comunicaciones debido a la ionización del aire).

 

La posibilidad de que el escudo térmico (capa protectora, diseñado para proteger las naves de las altas temperaturas) hubiese sido dañado debido a la explosión del tanque de oxígeno, elevó la tensión durante el velo negro, que duró 33 segundos más de lo normal.

El módulo Odissey restableció el contacto por radio y amerizó a salvo en el Pacífico Sur, siendo este el amerizaje más exacto de todos los realizados en el programa Apolo.

La tripulación estaba en buenas condiciones exceptuando Fred Haise, que sufría una seria infección en el tracto urinario por la falta de agua durante la misión.

Fragmento de la película Apollo 13 (R. Howard, 1995) sobre el "buzón".

¿Quieres saber cuáles han sido los mayores experimentos realizados en la Luna durante el programa Apolo?

Visita este enlace con vídeos y contenido explicativo.

Proyecto del Colegio Altair Internacional

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